sábado, 7 de junio de 2008


En 1830 se descubrió oro por primera vez en Minas de Corrales
Por Abel Gómez


Una historia de intrigas con la participación de timadores procedentes de. Francia, Inglaterra y Argentina digna de una novela.

Corría el año l830 en momentos en que se establecía la República. Un brasileño llamado Jesús Fernández llegó a Minas de Corrales- en ese entonces en el Departamento de Tacuarembó- con la confesa intención de dedicarse a la explotación agropecuaria.

Poco tiempo más tarde - sin que ello tomara dominio público - el estanciero encontró vestigios auríferos en los campos que había adquirido.
En 1843, un grupo de bandoleros asaltó la hacienda de nuestro personaje y dice la leyenda que los bandeirantes no supieron reconocer el contenido de tres frascos repletos de pepitas de oro y las esparcieron por el suelo con desprecio.

Al trascender la anécdota, aventureros de todas partes del mundo comenzaron a arribar a aquel ignorado punto de nuestra geografía.

En el año 1867, Clemente Barrial Posada, un ingeniero español, se establece en la región con el objeto de realizar los primeros estudios sistemáticos del codiciado metal. El recién llegado no demoró en remitir a Chicago y París muestras del material aurífero relevado.

De esta suerte, el mundo conoció las primeras noticias acerca de la existencia de oro en Uuruguay.

Vienen los Franceses

En el año l878, se establecen en Minas de Corrales los integrantes de la Compañía Francesa de Minas de Oro del Uruguay.

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