Nueva York
Torres García
En 1916 Joaquín Torres García, sin renegar de su obra anterior, comienza una nueva búsqueda que se concreta a partir del año siguiente en una pintura que asimila los cambios radicales que ocurrieron a lo largo de esa última década en el arte europeo. En algunos de los cuadros de ese momento fractura el espacio real y recompone sus fragmentos en un orden puramente plástico, y en todos ellos organiza de un modo fuertemente estructurado el dinámico caleidoscopio de la ciudad moderna respetando el carácter plano de la pintura y con un uso muy personal del color que se revela en su plenitud a partir de este momento. Parte para Nueva York en 1920 y allí permanece dos años en los que vive deslumbrado por la vitalidad y el poder de esa sociedad y la riquísima experiencia visual que proporciona la gran ciudad moderna, pero a su vez sufre una realidad incompatible con su concepción del mundo. En su regreso a Europa, se radica sucesivamente en Fiésole, Livorno, y Villefranche-sur-mer etapa en la que su obra es variada e incluye algunas pinturas que están muy próximas al estilo mediterráneo y otras que continúan las investigaciones de los años iniciadas en 1917 . La actividad que más lo ocupa esos años es la producción de los juguetes de su invención.
En 1916 Joaquín Torres García, sin renegar de su obra anterior, comienza una nueva búsqueda que se concreta a partir del año siguiente en una pintura que asimila los cambios radicales que ocurrieron a lo largo de esa última década en el arte europeo. En algunos de los cuadros de ese momento fractura el espacio real y recompone sus fragmentos en un orden puramente plástico, y en todos ellos organiza de un modo fuertemente estructurado el dinámico caleidoscopio de la ciudad moderna respetando el carácter plano de la pintura y con un uso muy personal del color que se revela en su plenitud a partir de este momento. Parte para Nueva York en 1920 y allí permanece dos años en los que vive deslumbrado por la vitalidad y el poder de esa sociedad y la riquísima experiencia visual que proporciona la gran ciudad moderna, pero a su vez sufre una realidad incompatible con su concepción del mundo. En su regreso a Europa, se radica sucesivamente en Fiésole, Livorno, y Villefranche-sur-mer etapa en la que su obra es variada e incluye algunas pinturas que están muy próximas al estilo mediterráneo y otras que continúan las investigaciones de los años iniciadas en 1917 . La actividad que más lo ocupa esos años es la producción de los juguetes de su invención.
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